DIMENSIONES DE LA SUSTENTABILIDAD
La dimensión económica
El debate economía - medio ambiente es
uno de los que ha suscitado las polémicas más arduas en términos de su relación
con la sustentabilidad. Se ha señalado con razón que aún la ciencia económica
no tiene una respuesta convincente a la crítica ecológica. La economía falla al
valorar la riqueza global de las naciones, sus recursos naturales y
especialmente los precios de las materias primas. Por ejemplo, si nos referimos
al precio de los recursos energéticos agotables, es evidente que su valoración
siempre es menor que la real en términos de su preservación para las futuras
generaciones. También es posible cuestionarse si el precio que las industrias
tienen que pagar por insertar residuos no reciclados al ambiente tampoco sea el
racional. Entonces, cuáles serán los precios adecuados. Aquí se incorpora
usualmente la noción de externalidades como los aspectos ambientales que no
tienen valoración cuantitativa en la contabilidad o en el proceso de
producción. De allí la importancia de valorizar los recursos al menos por su
costo de reposición y construir con ellos por ejemplo, cuentas del patrimonio
natural para saber qué y cuánto tenemos, cómo lo podríamos usar en diferentes
alternativas y cuánto nos queda en cada caso.
Escenario Sociocultural
Sabido es que el origen de los problemas ambientales
guarda una relación estrecha con los estilos de desarrollo de las sociedades
desarrolladas y subdesarrolladas. Mientras en las primeras el sobreconsumo
provoca in sustentabilidad, en las segundas es la pobreza la causa primaria de
la subutilización de los recursos naturales y de situaciones de ausencia de
cobertura de las necesidades básicas que dan lugar a problemas como la
deforestación, la contaminación o la erosión de los suelos.
En relación con la sustentabilidad social, debemos tener
en cuenta que ella implica promover un nuevo estilo de desarrollo que favorezca
el acceso y uso de los recursos naturales y la preservación de la biodiversidad
y que sea “socialmente sustentable en la reducción de la pobreza y de las
desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea
culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas
y símbolos de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente,
determinan la integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente
sustentable al profundizar la democracia y garantizar el acceso y la
participación de todos en la toma de decisiones públicas.
Actualmente, la principal causa de la in sustentabilidad
posee una dimensión cultural, según cómo sea la cosmovisión o forma de ver el
mundo. Desde ésta perspectiva, la cultura occidental contemporánea es
insustentable. Su relación con el entorno se fundamenta en la idea de la
apropiación de la naturaleza como una inagotable fuente de recursos.
La sustentabilidad cultural comprende la situación de
equidad que promueve que los miembros de una comunidad o país, tengan acceso
igual a oportunidades de educación y aprendizaje de valores congruentes con un
mundo crecientemente multicultural y multilingüe y de una noción de respeto y
solidaridad en términos de sus modos de vida y formas de relación con la
naturaleza.
La dimensión ecológica, ambiental y natural
La dimensión ecológica de la sustentabilidad promueve la
protección de los recursos naturales necesarios para la seguridad alimentaria y
energética y, al mismo tiempo, comprende el requerimiento de la expansión de la
producción para satisfacer a las poblaciones en crecimiento demográfico. Se
intenta así superar la dicotomía medio ambiente-desarrollo, aspecto nada
sencillo a juzgar por los impactos ambientales de los modelos económicos
neoliberales vigentes en el mundo contemporáneo.
La dimensión ecológica de la sustentabilidad está
condicionada por la provisión de recursos naturales y de servicios ambientales
de un espacio geográfico. Es posible advertir que si bien la abundancia de
recursos naturales no garantiza el carácter endógeno del desarrollo
sustentable, como lo demuestra la circunstancia de tantos países
subdesarrollados que poseen una importante dotación de recursos hídricos,
minerales o energéticos; no hay duda que constituye el potencial básico del
desarrollo territorial.
Es fundamental incorporar la dimensión ecológica en la
toma de decisiones políticas y, asimismo, es necesario examinar las
consecuencias ambientales de la apropiación de los recursos naturales que cada
sociedad promueve en las distintas etapas históricas.
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