Cáscara de jitomate, de basura a bioplástico
CIUDAD DE MÉXICO (20/MAR/2017).- A partir de residuos agroindustriales de la
cáscara de jitomate, científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)
y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollan biopolímeros, para
sustituir a los plásticos tradicionales y resolver problemas como la contaminación.
En un comunicado,
la institución señaló que desde hace varios años, un equipo de especialistas,
conformado con el apoyo del antiguo Instituto de Ciencia y Tecnología del
Distrito Federal, estudia las características de la envoltura de este fruto.
El propósito es
determinar si posee propiedades bioplásticas, que en las últimas décadas han
sustituido a otros plásticos en múltiples aplicaciones.
Señaló que la
disminución en las reservas y el aumento en los precios de los combustibles
fósiles han sido causa de un interés creciente en la búsqueda de fuentes
innovadoras de materia prima para la síntesis de polímeros.
Por esa razón, los
"plásticos base bio" experimentaron un rápido crecimiento debido a
los beneficios medioambientales y a su condición de recursos renovables.
El grupo de
académicos participantes explicó que cada año se producen toneladas de desechos
vegetales, confinados en los tiraderos municipales a cielo abierto y cuyo
tratamiento representa una problemática de grandes dimensiones.
Lo anterior, sobre
todo si se considera que sólo el desperdicio de jitomate ocupa 20 por ciento de
invernaderos y centrales de abasto.
Daniel Arrieta
Báez, coordinador del proyecto, señaló que el recubrimiento de estos residuos
agroindustriales serviría para obtener monómeros, aplicables en la síntesis de
polímeros a través de biocatálisis con lipasas mediante principios renovables.
En tanto que los
compuestos logrados son biodegradables de uso posible en los sectores médico y
alimenticio, entre otras aplicaciones.
Indicó que en la
parte básica "teníamos que saber cómo era la estructura de la cubierta de
este fruto y cuáles eran sus componentes para proponer un modelo que, una vez
caracterizado, pudiera ser reconstruido de nuevo".
Los plásticos
están en la naturaleza y "lo que hacemos es estudiarlos para ver cómo
están hechos y de alguna manera tratar de imitarlos con el fin de contribuir a
resolver problemas como el de la contaminación, que nos agobia en estos
días", detalló.
Con ese objetivo
fueron optimizados los procesos para conseguir el monómero principal de la
cutícula del jitomate -ácido 10,16-dihidroxihexadecanoico- permitiendo su
recuperación en 45 por ciento.
Eso permite
aplicarlo para producir biopolímeros susceptibles de ser empleados como
transportadores de nutracéuticos o incorporarlo en plásticos convencionales
para dotar éstos de propiedades biodegradables adecuadas para el medio
ambiente.
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